REVISTA DE POR ACÁ

Con el objetivo de mostrar la cultura regional en todos sus aspectos, apareció en su segunda época en 2007, en formato electrónico.

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domingo, 15 de febrero de 2009

Elka Chanilla elorduista-osunista (una más IV)



Una posición muy cómoda para los medios de comunicación es ponerse del lado del poder. No importa que se traicione a la sociedad, que se tire la ética por la ventana. No importa. Al menos no se vivirán penurias ni se sufrirán amenazas ni persecuciones.

Hace ya seis años, en los inicios de la administración elorduista, el diario La Crónica tuvo un fuerte enfrentamiento con el entonces gobernador del estado, que lo llevó a perder publicidad oficial, con la merma en sus ingresos como consecuencia directa.

La empresa editorial denunció el hecho en las páginas del periódico y la noticia llegó a las esferas internacionales, a través de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), de la cual es socia. A nivel nacional, medios como el semanario Proceso –que hace casi tres décadas padeció una agresión semejante de parte del gobierno lopezportillista-- se sumaron a la denuncia.

En su Informe anual de la Relatoría para la Libertad de Expresión 2002*, publicado en la ciudad de Washington el 20 de diciembre de ese año, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA) dio cuenta así de estos hechos:

En octubre de 2002, según información recibida, el gobierno estatal de Baja California canceló la publicidad oficial en el diario La Crónica y ha dificultado a los periodistas el acceso a la información pública. Después de publicar reportajes sobre la presunta corrupción del gobernador de Baja California, Eugenio Elorduy Walther, el diario La Crónica, miembro de Periódicos Healy, cadena periodística que opera en los estados del Noroeste de México, publicó varias denuncias por irregularidades que comprometen al gobernador --compras irregulares de vehículos, nepotismo en el gobierno e incrementos salariales para funcionarios efectuados en meses recientes.

La CIDH tomó como base al respecto un documento de la SIP [(SIP/IAPA), 18 de octubre del 2002].

Sin embargo, la familia Healy no tiene los tamaños de un periodista como Julio Scherer García. Éste logró que el semanario Proceso, bajo su dirección, salvara el escollo que representó la importante falta de ingresos por publicidad oficial.

Acá, por el contrario, La Crónica terminó doblando las manos. En la Semana Santa de 2003, el miércoles 16 de abril (casi cuatro meses después de publicado el informe de la CIDH), se deshizo de su reportero incómodo: el subdirector editorial Fernando Ruiz del Castillo –aunque mantuvo a su director general, Alfredo Ibarra Araiza.

Antes --según información que obtuve de primera mano--, el presidente y director general de la empresa, Juan Fernando Healy Loera, le había pedido a Ruiz del Castillo que publicara una carta donde prácticamente se disculparía con Elorduy Walther, pero al negarse el reportero llegaron a un acuerdo para indemnizarlo justamente, tras los casi treinta años en que éste había prestado sus servicios a la empresa, primero en El Imparcial, de Hermosillo, y luego en La Crónica.

Para sustituirlo nombraron a Sergio García Domínguez. Lo hicieron casi a escondidas de sus lectores, sin informar del cambio en la portada, sino en una nota perdida en la página 4 de la edición de ese miércoles. Estaban conscientes de que tal modificación en el organigrama del diario era una señal de doblegamiento ante el poder público.

De su empleado recién promovido, la empresa informó en la dicha nota (respeto la ortografía original):

García Domínguez (…) es originario de Chihuahua, Chihuahua, pero radica en Mexicali desde 1976.

El nuevo subdirector editorial es sociólogo, fue reportero, jefe de Información y columnista en Novedades de Baja California, colaborador en diversas publicaciones, entre ellas Zeta, fundador de la agencia de Información Fronteriza y de Siete Días, ha sido corresponsal de Unomasuno, jefe de Noticias en el sistema informativo de la UABC, maestro de asignatura de prensa y periodismo en la carrera de Comunicación de la Facultad de Ciencias Humanas de la UABC y recientemente se desempeñó primero como coordinador de las secciones Mercados y planas y suplementos especializados y últimamente como Editor General de LA CRÓNICA.

El cambio editorial se dio pronto. El jueves 17 de abril, en la segunda edición bajo la responsabilidad ya de García Domínguez –quien en el semanario Sietedías se molestaba por mis reportajes y entrevistas donde criticaba a la UABC y me exigía que “fuera objetivo”--, bajo la firma colectiva de Elka Chanilla apareció el siguiente comentario, para que quedara perfectamente claro quién gobernaba entonces en el estado:

No hay duda que en el gobierno blanquiazul también hay emisarios del pasado.

Resulta que un turista extrañado nos llamó para preguntar quién es el Gobernador, que si aún lo era Alejandro González Alcocer.

Le respondimos que no, que ahora lo es Eugenio Elorduy Walther.

La realidad es que en conocido hotel, le dieron ayer, nada menos que un folleto del Gobierno estatal, color azul, denominado Guía de Asistencia Turística en cuyas primeras hojas está un mensaje de bienvenida de González Alcocer a los visitantes... y con todo y foto del ex mandatario de la enorme sonrisa.

Alejandro Moreno Medina, secretario de Turismo, a estas alturas si no aclara las cosas podrá ser ubicado como emisario del pasado, y deberá estar pensando cómo hacerle para resolver esa encrucijada, pues se nota que aún anda circulando la folletería del sexenio pasado hecha por su antecesor en Turismo, Juan Tintos Funcke con los dineros del pueblo.

Y vale más que no lo sepan en Palacio, porque como dicen los que saben de estos menesteres, sí que volarán pelos por eso de que hay quienes viven de recuerdos.

La advertencia era clara ante quienes pretendieran dudar del poder que tenía --¿y aún tiene?—Eugenio Elorduy Walther. La Crónica ya no quería ser un emisario del pasado. Los tiempos eran otros y había que adecuarse a ellos.

La historia posterior es conocida: El diario mexicalense cerró filas con el mandatario estatal y lo defendió a capa y espada. Jugó abiertamente por el candidato panista a la gubernatura, el actual titular del Ejecutivo, y llegó al extremo de publicar una edición especial el mismo día de los comicios, donde decía todo lo que había callado acerca de la negra historia del candidato priísta Jorge Hank Rohn e incluso publicaba tendencias de la votación, con lo que violentaba la legislación electoral.

¿Y la ética? ¿Y el compromiso social? Los dueños de la empresa, los directivos y el equipo editorial al parecer jamás han oído hablar de tales cosas, o ya las olvidaron.

No ha habido más enfrentamiento entre La Crónica y el Gobierno del Estado. Tan efectivo resultó el cambio editorial, que desde hace varios días García Domínguez tiene a su cargo también la subdirección editorial de Frontera, el diario que tiene la empresa Periódicos Healy en la ciudad de Tijuana.


Y sigue la mata dando

Diariamente La Crónica nos demuestra cómo su compromiso es con el poder público formal, con los poderes fácticos, con la derecha y la ultraderecha católicas y empresarial, con el PAN y con los sectores afines del PRI.

¿Cuál es la función de Elka Chanilla? Servir a los juegos y enfrentamientos entre los miembros del poder y entre éstos y sus adversarios. No es infrecuente que lancen acusaciones sin fundamentarlas, publicándolas como rumores. Por lo mismo, no es infrecuente tampoco que reciban reclamos por la falsedad de sus acusaciones, y publican tales quejas sin el menor rubor.

Con Elka Chanilla, La Crónica da cierta apariencia de practicar un periodismo crítico. Pero los hechos reprobables a que hace referencia en la columna "Zona Sísmica" no los menciona en ninguna noticia, mucho menos en algún reportaje –de los pocos que elabora todavía su cuerpo de redacción–. A fin de cuentas, los directivos del periódico saben que es muy reducido el porcentaje de lectores que lee las páginas editoriales y pocos serán quienes se enteren de lo que la sociedad no debe saber.

Un ejemplo reciente de lo que evita hacer un periodista que sí es serio y profesional, guiado por principios éticos y con compromiso social, son los comentarios publicados el pasado viernes 30 de enero, donde Elka Chanilla critica que no se haya aprobado una ley a favor de las madres trabajadoras.

Y aunque menciona que tal negativa se originó en el Poder Ejecutivo, no se lanza contra el gobernador, ni contra el secretario general de gobierno, sino contra los diputados. Ninguna mención de la violación de la soberanía de los poderes del Estado, ni de la falta de sensibilidad social en la administración osunista.

Éstos son esos comentarios de Elka Chanilla (respeto su ortografía):

Reclaman a diputados

La combativa Martha Ofelia Lugo, representante de los ex braceros, les reclamó a los diputados de la alianza PAN-Panal-PES porque rechazaron una Ley que les daría un subsidio a las madres trabajadoras solteras, argumentando cuestiones “técnicas” y presupuestales.

Incluso el diputado panista Juan Manuel Molina se aventó la puntada de decir en ésa que llaman la más alta tribuna del Estado que este subsidio podría fomentar una paternidad irresponsable, igual y se mareó, por aquello de la “altura de la tribuna”.

Lo que sí quedó claro en este tema es que había una indudable consigna desde el Ejecutivo del Estado para que esta Ley fuera desechada de plano tal y como lo fue, a pesar de los pataleos de los diputados del PRI y del PVEM, Juan Macklis.

Lo curioso es que durante la votación de este dictamen, la diputada tijuanense Gloria Loza, quien preside la Comisión de Equidad y Género del Congreso, “se tiró a perder” y las madres trabajadoras solteras nomás no tuvieron defensa de quien en teoría estaría obligada a representarlas.

Otra que “ni pío” dijo fue la diputada Gina Cruz, quien aún preside el Congreso, y ni qué decir de la diputada por Tijuana Adriana Sánchez, aunque ella está en la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables.

Pues ¿dónde quedó el rollo del empoderamiento de la mujer? O ¿sólo se busca más poder para las mujeres en la política y más si son de ideología panista o similar? ¿Será que las madres solteras que trabajan y sacan adelante a su familia no tienen derechos ni necesitan que alguien alce la voz y la mano para votar por ellas?

Ni hablar, la congruencia estuvo ausente en la sesión de ayer del Congreso y mire donde se dio esto, en el salón de sesiones Benito Juárez, icono nacional de la congruencia y la tolerancia en cuestiones públicas, aunque a nuestros legisladores parece que esto se les olvida muy seguido.

Como es su estilo, La Crónica no publicó ninguna nota ni reportaje sobre este tema, pues ésos sí hubieran tenido más lectores. Y entonces sí, quizá se habría molestado el góber. Y para qué queremos. Tenemos muy claro quién es quien manda en Baja California. Ya no somos ni seremos emisarios del pasado.


* El informe de la CIDH está disponible en:

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